Beneficios de beber agua mineral en el embarazo

beneficios de beber agua mineral en el embarazo
Adquirir pautas saludables de hidratación es fundamental en una época como el embarazo. El agua mineral se convierte en un poderoso aliado para la salud de la madre y el bebé.
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El embarazo es una etapa muy importante en la vida, y beber agua mineral durante el embarazo tiene mucho que ver con la salud. Favorece una hidratación segura, aporta minerales esenciales y puede ayudar a mejorar síntomas frecuentes como la fatiga, la acidez o los calambres. A lo largo de los meses de gestación, este gesto tan sencillo puede determinar cómo te sientes tú y cómo se desarrolla tu bebé.

Vamos a ver cuáles son los principales beneficios de beber agua mineral en el embarazo, qué papel juega en tu cuerpo, lo que aporta su composición y cómo puede ayudarte en cada etapa. Así sabrás por qué comprar agua embotellada de calidad es una apuesta por la salud.

La importancia de una hidratación óptima durante la gestación

Durante el embarazo, tu cuerpo trabaja a un ritmo distinto. No solo te hidratas tú, sino que también estás ayudando a cubrir las necesidades de un nuevo organismo que se está desarrollando en tu interior. Por eso, la relación entre agua mineral y embarazo es tan relevante. La buena hidratación influye en tu energía, tu circulación e incluso en la forma en la que tu organismo acompaña el crecimiento del bebé.

Beber agua ayuda a que la sangre fluya mejor, a que los nutrientes se distribuyan bien por el organismo y a que el volumen de líquido amniótico se mantenga dentro de unos niveles saludables. Cuando eliges una fuente de agua segura, con composición estable, os estáis cuidando cada día casi sin pensar.

Mayor necesidad de líquidos y cambios fisiológicos en el embarazo

Desde las primeras semanas, tu volumen sanguíneo empieza a aumentar para abastecer tanto a tu propio organismo como al de tu bebé. Esto significa que circula más sangre, hay más tejidos trabajando y más procesos metabólicos en marcha. Y para que todo funcione bien, necesitas agua.

Además, el cuerpo necesita formar y renovar el líquido amniótico para mantener la temperatura estable y para que los órganos que ya de por sí trabajan mucho, como los riñones, puedan responder a la nueva demanda. Por eso es normal que notes más sed, que orines con más frecuencia y que sientas que tu cuerpo  te pide agua de forma casi constante.

En este contexto, los beneficios de beber agua mineral en el embarazo son evidentes. Te ayuda a cubrir ese aumento de demanda con una fuente segura y fácil de incorporar a tu rutina diaria.

Prevención de la deshidratación materna y sus consecuencias

La deshidratación en el embarazo puede aparecer más rápido de lo que piensas, sobre todo si hace calor, si vomitas con frecuencia o si te cuesta dejar de lado tus actividades para beber un poco. Los síntomas más habituales suelen ser dolor de cabeza, mareos, boca seca, sensación de fatiga intensa y orina muy oscura o escasa.

Si esta situación se mantiene durante un tiempo, aumenta el riesgo de sufrir infecciones urinarias, estreñimiento y agotamiento incluso con las actividades cotidianas. En casos más serios, una mala hidratación puede favorecer contracciones prematuras o malestar general que te impida descansar bien.

Al beber agua mineral de manera regular durante todo el día, reduces la probabilidad de llegar a ese punto. Tener siempre una botella de agua mineral a mano es una estrategia sencilla pero muy eficaz para adelantarte a la sed y cuidar tu cuerpo en esta etapa de la vida.

Función del agua en la formación del líquido amniótico y la placenta

El líquido amniótico es el entorno en el que tu bebé se mueve, crece y se desarrolla. Su volumen y calidad dependen, en buena medida, de la cantidad de agua que hay en tu organismo. Una hidratación adecuada favorece que este líquido se renueve de forma correcta y que cumpla su función protectora, amortiguando golpes y ayudando a la correcta posición del bebé.

La placenta, por su parte, es el puente que conecta tu circulación con la de la criatura. A través de ella viajan oxígeno, glucosa, aminoácidos, vitaminas y minerales. Para que este sistema funcione bien, la sangre tiene que fluir sin dificultad, algo en lo que el nivel de hidratación influye de forma directa.

Elegir una buena rutina en el embarazo significa apoyar este trabajo constante de la placenta, facilitando el intercambio de nutrientes y la oxigenación del bebé de forma continua.

Agua mineral natural: una aliada segura para el embarazo

A la hora de hidratarte, puedes encontrar agua del grifo, agua filtrada o agua mineral natural. La pregunta lógica es por qué tantas personas embarazadas se inclinan por esta última como su opción principal.

La clave está en la seguridad, la constancia y la tolerancia digestiva. Los beneficios de beber agua mineral en el embarazo no se reducen solo al hecho de beber más, sino a cómo es esa agua, de dónde viene y qué aporta a tu organismo cada vez que la bebes.

Origen protegido y composición estable

El agua mineral natural procede de un manantial protegido subterráneo. Esto significa que se embotella en origen y que tiene una composición mineral constante en el tiempo. No se somete a tratamientos químicos de desinfección, porque ya es microbiológicamente sana desde su punto de origen.

Esta estabilidad es una ventaja en el embarazo porque cada vez que bebes, sabes que estás tomando un agua con el mismo perfil de minerales, sin cambios bruscos. Si has comprobado con tu médico que ese tipo de agua se adapta bien a tus necesidades, puedes mantenerla durante todo el proceso con tranquilidad.

Libre de cloro, tratamientos químicos y sabores artificiales

El agua del grifo suele ser potable y segura, pero a menudo contiene cloro u otros restos de tratamientos que pueden alterar su olor y sabor. Si en esta etapa te vuelves más sensible a los olores o desarrollas aversión a ciertos sabores, puede hacer que bebas menos de lo que necesitas tan solo porque el agua no te apetece.

El agua mineral natural tiene un sabor más neutro y suave porque no está sometida a tratamientos químicos ni alteraciones. Para mujeres que están embarazadas esto marca la diferencia entre beber un par de vasos al día o mantener una hidratación adecuada sin esfuerzo. Cuando el agua es agradable, es más fácil que tu cuerpo la pida y que tengas ganas de beber.

Seguridad digestiva y mayor tolerancia en caso de náuseas

Las náuseas y el rechazo a determinados alimentos o bebidas son muy frecuentes, sobre todo en el primer trimestre. En esa fase, hasta el simple hecho de beber puede resultar complicado. Un agua de sabor suave, sin gas o con una mineralización que toleres bien, te puede ayudar a mantener el mínimo de líquido que necesitas aunque apenas tengas apetito.

Tomar pequeños sorbos de agua fría puede aliviar la sensación de malestar en el estómago y facilitar que mantengas una buena hidratación celular. En este sentido, agua mineral y embarazo van de la mano: cuanto más amable sea el agua con tu digestión, más fácil será que la puedas seguir incorporando, aunque tengas días difíciles.

Aporte de minerales esenciales para la madre y el bebé

Más allá de la hidratación básica, muchas aguas minerales naturales aportan minerales que tu cuerpo ya necesita de forma diaria. No sustituyen una alimentación equilibrada ni los suplementos indicados por tu matrona o ginecólogo, pero pueden ser un buen apoyo.

Calcio: apoyo al desarrollo óseo fetal y prevención de descalcificación materna

El calcio es un mineral clave en el desarrollo de los huesos del bebé. Su organismo lo va tomando para formar huesos y dientes, y si no aportas suficiente con la dieta y el agua, tu cuerpo puede recurrir a tus propias reservas, en especial las de los huesos.

Beber agua mineral con un contenido interesante en calcio puede contribuir, junto con la buena alimentación, a cubrir esas necesidades diarias. De esta forma, ayudas al desarrollo del esqueleto de tu bebé y reduces el riesgo de que tu cuerpo tenga que recurrir demasiado a tus propias reservas.

Magnesio: función muscular, neurológica y prevención de calambres

El magnesio participa en múltiples funciones del sistema nervioso y muscular. En el embarazo, una de las molestias más habituales son los calambres en las piernas, sobre todo por la noche o durante el tercer trimestre.

Un aporte adecuado de magnesio ayuda a que la musculatura se relaje mejor y a que las señales nerviosas se transmitan de una forma más equilibrada. Si el agua mineral que eliges contiene magnesio, estarás sumando pequeñas dosis a lo largo del día sin necesidad de hacer nada especial, solo bebiendo cuando tienes sed.

Bicarbonatos: mejor digestión y reducción de acidez estomacal

La acidez, el reflujo y la sensación de digestión pesada son clásicos en el embarazo, sobre todo cuando el útero crece y desplaza el estómago. Los bicarbonatos presentes en algunas aguas minerales pueden ayudar a neutralizar un poco la acidez y hacer que las digestiones sean algo más llevaderas.

La idea no es acabar con el reflujo bebiendo agua, pero sí de elegir una que pueda acompañarte cuando sientes ardores o digestiones lentas. Tomar pequeños sorbos de agua mineral rica en bicarbonatos, sobre todo entre comidas, puede contribuir a que el malestar sea menos intenso.

Bajo contenido en sodio: control de la tensión y la retención de líquidos

El sodio en exceso está relacionado con la retención de líquidos y con el aumento de la presión arterial. En el embarazo, estos dos aspectos se controlan bastante. Muchas mujeres notan que los pies y las manos se les hinchan, y el control de la tensión es clave en las revisiones.

Elegir un agua mineral natural con bajo contenido en sodio puede ser una buena decisión si estás tratando de cuidar estos aspectos. De esta forma, tu principal bebida hidratante no añade más sodio del necesario y te será más fácil mantener el equilibrio junto con una alimentación moderada en sal.

Beneficios específicos en cada trimestre

Aunque la necesidad de agua está presente durante toda la gestación, los beneficios de beber agua mineral en el embarazo se notan de forma diferente según el momento en el que te encuentres. Cada trimestre tiene sus retos, síntomas más típicos y prioridades, y el agua puede acompañarte en ese recorrido.

Primer trimestre: alivio de náuseas, hidratación celular y digestión

En el primer trimestre, el foco suele estar en las náuseas, el cansancio y la adaptación emocional a la noticia. Puede que tu apetito baje y que ciertos olores te resulten insoportables. Aquí, el agua mineral puede convertirse en una gran aliada.

Beber pequeños sorbos a lo largo del día ayuda a mantener la hidratación celular aunque comas poco. Si eliges un agua de sabor suave y la tomas algo fría, puedes notar que se tolera mejor que otras bebidas más intensas. Además, cuando sientes el estómago revuelto, recurrir a agua antes que a infusiones con sabor puede ayudar a que la digestión sea un poco más estable.

Segundo trimestre: volumen sanguíneo, líquido amniótico y circulación

El segundo trimestre suele describirse como una etapa de más energía y estabilidad. Sin embargo, el volumen sanguíneo alcanza niveles muy altos y el líquido amniótico se encuentra en pleno equilibrio.

En este periodo, el papel del agua mineral se centra en apoyar la circulación, la función renal y el mantenimiento del líquido amniótico. Una buena hidratación ayuda a que no te sientas tan pesada, a que notes las piernas menos cargadas y a que la sangre llegue con fluidez a la placenta. Beber agua mineral de forma regular ayuda a que todo se desarrolle sin sobresaltos.

Tercer trimestre: prevención de calambres, fatiga y control de la presión arterial

El peso de la barriga, la presión sobre la pelvis y la espalda, así como los posibles problemas de circulación, pueden generar fatiga y molestias físicas durante el tercer trimestre. Los calambres nocturnos, la hinchazón y la sensación de falta de aire al subir las escaleras son situaciones muy frecuentes.

En esta etapa del embarazo, una buena hidratación con agua mineral puede marcar diferencias pequeñas pero importantes. El aporte de magnesio y otros minerales puede ayudar a reducir los calambres, y mantener un consumo adecuado de agua baja en sodio favorece el control de la tensión y la retención de líquidos. Beber con regularidad también evita que el corazón tenga que trabajar de más para mover una sangre más espesa de lo necesario.

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