Tomar agua que no es segura para beber puede parecer inofensivo, pero en realidad no lo es. Aunque parezca limpia, puede tener bacterias, virus o productos químicos que no se ven y que pueden afectar tu salud.
Algunas de las enfermedades más comunes que se transmiten por este tipo de agua son la diarrea, la hepatitis A o la fiebre tifoidea. Y no hace falta beber mucha: con un solo vaso contaminado es suficiente para tener consecuencias.
La calidad del agua es más importante de lo que creemos. Tomarla sin conocer su origen puede causar deshidratación, malestar o problemas más serios. Por eso, no es un lujo, sino una necesidad básica: tener agua segura.
¿Qué significa que el agua no sea potable?
Cuando decimos que un agua no es apta para el consumo, nos referimos a que no se puede beber sin peligro. ¿Por qué? Puede tener gérmenes, productos químicos o sedimentos que afectan al cuerpo.
Para que un agua sea segura, debe cumplir ciertos estándares de calidad. Organismos como la OMS (Organización Mundial de la Salud) han definido qué condiciones debe tener: debe estar libre de riesgos biológicos, químicos y físicos.
El problema es que, en muchas zonas, el agua del grifo o de fuentes naturales no recibe el tratamiento necesario. Y aunque luzca clara o no tenga olor, eso no significa que esté limpia.
Por eso, antes de beber, conviene preguntarse: ¿sé de dónde viene esta agua y si ha sido tratada? Porque cuidarse también empieza por ahí.
¿Qué pasa si bebes agua no potable?
A primera vista, el agua puede parecer segura. Sin un tratamiento adecuado, puede contener microorganismos o sustancias que afectan tu salud, aunque no sean visibles o evidentes cuando la bebes.
Los efectos no siempre aparecen de inmediato. A veces son leves, otras veces pueden convertirse en enfermedades que afectan órganos vitales o incluso poner en riesgo la vida.
Diarrea y gastroenteritis
Es uno de los primeros problemas que puede surgir tras beber agua contaminada. La diarrea o la gastroenteritis suelen estar provocadas por bacterias como E. coli, virus como el rotavirus, o parásitos como Giardia lamblia.
La pérdida rápida de líquidos y sales puede dejarte débil en cuestión de horas. Los niños pequeños y las personas mayores tienen un mayor riesgo de deshidratación severa.
Según la OMS, millones de casos de diarrea en el mundo se podrían evitar simplemente con acceso a agua potable.
Cólera
El cólera es más común en lugares sin sistemas adecuados de saneamiento. Es causado por la bacteria Vibrio cholerae. Y se manifiesta como diarrea acuosa muy intensa.
Lo peligroso es la velocidad con la que deshidrata. En casos graves, puede comprometer la vida en pocas horas si no se trata.
Disentería
La disentería provoca diarrea con sangre, fiebre, dolor abdominal fuerte y a veces náuseas. Se transmite por bacterias como Shigella o por parásitos como Entamoeba histolytica.
Además de causar mucho malestar, puede resultar en una pérdida significativa de líquidos y nutrientes. Esto la convierte en un gran riesgo para personas con un sistema inmunológico débil o desnutridas.
Fiebre tifoidea
La fiebre tifoidea es una infección causada por la bacteria Salmonella typhi y suele estar relacionada con el consumo de agua en mal estado.
Al principio puede confundirse con un resfriado fuerte: fiebre alta, malestar general y dolor en el abdomen. Pero si no se detecta a tiempo, puede derivar en complicaciones intestinales importantes.
Hepatitis A
Esta es una enfermedad que afecta el hígado y se transmite por agua contaminada con restos fecales. A veces no da señales al principio, pero cuando aparecen los síntomas, suelen incluir cansancio extremo, fiebre, vómitos, y ese tono amarillento en la piel y los ojos tan característico.
Por suerte, hay una vacuna que funciona bien. Aun así, la mejor manera de cuidarse es no beber agua que no haya sido bien tratada.
Otras infecciones que también pueden aparecer
No todos los riesgos se limitan al intestino. Algunas bacterias, como la Legionella, pueden dañar los pulmones, y hay tipos de E. coli que pueden causar infecciones urinarias muy molestosas.
Hay parásitos como el Cryptosporidium, que pueden causar diarrea intensa y duradera. Es especialmente difícil de tratar si no se identifica a tiempo.
Estos tipos de cuadros son aún más peligrosos para personas con un sistema inmunológico débil: bebés, ancianos, mujeres embarazadas o quienes ya tienen enfermedades crónicas. Para ellas, una infección leve puede transformarse en algo mucho más difícil.
¿Qué hacer si has bebido agua no potable?
Si accidentalmente bebiste agua que no estaba bien tratada, es normal sentirse preocupado. Pero no te preocupes: lo importante es saber qué hacer y actuar rápido si aparecen los síntomas.
A continuación, te mostramos cómo reconocer señales de alerta, qué hacer en casa y cuándo deberías ir al médico.
¿Cómo saber si el agua te cayó mal?
El cuerpo muestra algunas señales comunes cuando se expone a agua sucia:
- Diarrea, que a veces viene con náuseas o vómitos.
- Dolor en el abdomen que puede ser leve o muy intenso.
- Fiebre, sobre todo si se presenta con escalofríos.
- La deshidratación se presenta con labios secos, orina oscura o sensación de cansancio.
Si tienes uno o más de estos síntomas, es importante no ignorarlos.
Primeros cuidados si los síntomas son leves
Si los síntomas no son graves, estos pasos te pueden ayudar a sentirte mejor:
- Bebe líquidos constantemente: agua segura o sueros orales, para evitar la deshidratación.
- Evita comidas pesadas o irritantes: nada de frituras, picantes o lácteos.
- Descansa: tu cuerpo necesita energía para recuperarse.
- Estate atento a los cambios: si notas que te estás sintiendo peor, no lo dejes pasar.
¿Cuándo deberías ir al médico?
Consulta con un profesional si ocurre lo siguiente:
- La fiebre es alta (más de 38.5 °C) o dura más de 2 días.
- Hay sangre en la diarrea.
- Estás muy débil o mareado, o casi no orinas.
- Tienes enfermedades previas o un sistema inmunológico débil.
Un médico puede ofrecerte un diagnóstico más exacto, sugerirte pruebas si son necesarias y darte el tratamiento adecuado.
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